ECONOMÍA MUNDIAL DEL SECTOR PESQUERO – JULIO 2020

Reapertura económica cautelosa debido a que el COVID-19 continúa influyendo en las perspectivas

El impacto de la pandemia sigue dominando las perspectivas de la economía mundial del sector pesquero. Se espera que la oferta, el consumo y el comercio se contraigan este año debido a los diversos efectos provocados por las medidas de contención del virus en la demanda, la logística, los precios, las operaciones comerciales y la planificación. Se espera que la producción total de pescado disminuya un 1,2 %, lo que refleja el efecto neto de un aumento del 3,3 % en la producción acuícola y una caída del 5 % en las capturas silvestres. Aunque el crecimiento positivo de la producción acuícola se mantiene, la tasa se desacelerará este año en relación con la tendencia a largo plazo.

Las restricciones en el desplazamiento de los trabajadores y los límites de capacidad para los buques pesqueros, junto con las malas condiciones del mercado, están contribuyendo a reducir los esfuerzos pesqueros en una serie de pesquerías clave, como el atún, los cefalópodos y la anchoveta. Mientras tanto, en las plantas acuícolas, los operadores han intentado implementar estrategias de mitigación del COVID-19 en medio de la desaparición de la demanda, la caída de los precios y una perspectiva incierta. Dependiendo de la especie, los ciclos de producción acuícolas pueden durar varios años y tener costos operativos fijos, lo que significa que la capacidad de los acuicultores para responder rápidamente a los impactos severos de la demanda al reducir la producción es limitada. En cambio, muchos acuicultores han tratado de retrasar las cosechas donde no es posible un ajuste inmediato a los niveles de repoblamiento. Esto ha llevado a una oferta más restringida para ciertas especies de cultivo importantes, como el salmón, en la primera mitad de 2020. No obstante, los peces que permanecen en la fase de crecimiento eventualmente tendrán que ser recogidos, llegando al mercado a finales de 2020 y potencialmente dando lugar a una fuerte caída de los precios.

Los efectos de la pandemia en el comercio y los mercados han sido de gran alcance y, en algunos casos, es probable que se vuelvan permanentes. Los mercados debilitados en todo el mundo, junto con los desafíos logísticos, se traducirán en una contracción de alrededor del 3 % en el volumen total negociado. En particular, los volúmenes de productos frescos de alta gama, como el salmón y el atún, que se transportan básicamente por vía aérea, disminuyeron significativamente debido a la cancelación a gran escala de muchas rutas de pasajeros.

Se espera que el consumo mundial per cápita caiga casi un 1 % en 2020 a alrededor de 20,4 kg (equivalente en peso vivo) debido a una reducción del 3,8 % en el consumo de pescado de captura. Las restricciones para producir significan que la oferta total de acuicultura se ajustará necesariamente más lento al nuevo entorno del mercado. Por lo tanto, el resultado de la reducción de la demanda es una caída de precios en lugar de una caída en la cantidad de consumo per cápita para las especies acuícolas.

El comportamiento de compra de los consumidores y las preferencias sobre ciertos productos han cambiado fundamentalmente por las restricciones impuestas en todo el mundo, así como por las perspectivas económicas inciertas. La nueva realidad marca una reducción neta importante en la demanda de productos pesqueros, pero hay una variación significativa entre las diferentes especies, mercados y formas de productos. Las medidas de bloqueo y el cierre del sector de servicios de alimentos han estimulado la demanda de productos preparados y en conserva a expensas de las opciones frescas que requieren viajes regulares a supermercados o a pescaderías. El incremento del consumo en casa también está impulsando la demanda de productos listos para cocinar. Los hogares lidian con el impacto financiero provocado por la pérdida de puestos de trabajo, lo que repercute en un mayor consumo de opciones de productos pesqueros económicos. Las ventas de conservas de atún, sardinas y caballa tuvieron un impulso, mientras que las perspectivas para productos de lujo, como la langosta y las ostras, son muy malas. Al mismo tiempo, la demanda de especies que dependen en gran medida del comercio de restaurantes, como la lubina, la dorada y los cefalópodos, se ha visto notoriamente afectada y los productores están sufriendo.

Las perspectivas para el resto del 2020 apuntan a una incertidumbre continua y una fuerte tendencia a evitar riesgos por parte de empresas y consumidores por igual. La postura de la gente hacia los espacios públicos abarrotados, incluidos los supermercados, restaurantes y bares, se reformuló, y esto perdurará más allá de que las restricciones impuestas por las autoridades se alivien. Incluso en mercados que casi han vuelto a la normalidad, como China, la amenaza de una segunda ola siempre está latente y la posibilidad de un rápido retorno a las condiciones de bloqueo y confinamiento debe ser tenida en cuenta por todas las partes interesadas. Por tanto, la industria pesquera tiene que seguir innovando y adaptándose, desarrollando nuevos formatos de productos, canales de distribución y campañas de marketing acordes a las nuevas condiciones del mercado.

Fecha: 

Miércoles, Octubre 14, 2020